De donde proviene y por que nos llamamos chilenos

Publicado en por soviet

El nombre de Chile empezó a escucharse mucho antes de que existiera el país. Chilli se denominaba inicialmente al territorio desconocido que se extendía al sur del mundo, al conjunto de valles que atravesaban el desierto y a las leyendas de tierras fértiles y pobladas que habría más allá. Antes de la llegada de los españoles, el mundo civilizado, en Sudamérica, era el Tahuantinsuyo, es decir, el imperio de los incas. Garcilaso de la Vega, en sus Comentarios Reales, cuenta que los embajadores del reino Tucma, (de Tucumán) se arrodillaron ante Viracocha, el octavo Inca, y le hicieron saber que al sur poniente de su tierra, estaba Chile, del que habían sabido por sus padres y abuelos, pero con el que no tenían ningún contacto, porque los separaba un infranqueable cordillera.
Mucho después, hacia 1480, bajo Tupac Yupanqui, los incas atravesaron el desierto de Atacama y extendieron su imperio hacia el sur, hasta el río Maule, donde un ejército de 20 mil guerreros fue detenido por los mapuches.

Chile, un cacique desconocido

Entonces, las tribus y pueblos dispersos que poblaban el territorio actual de Chile, no tenían un nombre común ni mucho menos una identidad colectiva.

Como apunta Vicuña Mackenna, Chile no existía como nación, y como ocurre con algunos ríos, que van cambiando de nombre, según la zona que atraviesan, nuestro territorio "recibía diversos nombres comarcanos inconexos". Así, en la punta sur del desierto de Atacama, Chile se llamaba Copayapo, más al sur Cuquimpu, y luego Canconicagua.

Algunos cronistas afirman que la voz Chile podría derivarse del canto de un pájaro, el tril. Vicuña Mackenna prefiere atribuirla al nombre de un cacique. En toda América ocurrió lo mismo. Cachapoal, Ñuble, Maule, Mulchén, así como Panamá, Bogotá y Popayán, fueron nombres de caciques que se transmitieron a sus territorios y comarcas, y luego a las ciudades que se fundaron en ellos. Este sistema de denominaciones perduró luego de la conquista: "lo de Herrera", "lo de Águila" y "lo Contador", son nombres ya no de caciques sino de encomenderos o terratenientes que traspasaron sus apellidos al lugar donde se encontraban sus propiedades rurales.

El cronista Diego de Rosales había sostenido esta misma opinión. "El nombre de este Reino de Chile… lo tomó de un cacique de mucho nombre que vivía en Aconcagua y era señor de ese valle cuando entraron los capitanes del Inca a intentar la conquista de este Reino, el cual cacique se llamaba Tili, y corrompiendo el vocablo los del Perú… le llamaban Chilli o Chili, tomando toda la tierra el nombre del cacique".

Pedro de Valdivia, en una carta que dirige a Hernando Pizarro, refiriéndose al valle del Mapocho, dice que éste se encuentra "doce leguas más delante de Canconicagua, que el adelantado Almagro llamó el valle de Chille." Así, al parecer, fue este valle el que recibió el nombre de "de Chille" de algún cacique que tenía dominio sobre el mismo. Posteriormente esta denominación se habría extendido a todo el territorio, recuperando el valle su nombre primitivo de Aconcagua. Ya en tiempos de las guerras civiles del Perú, y después de la muerte de Pizarro, a los partidarios de su rival, Diego de Almagro, se los conocía por el nombre temible de "los de Chile".

¿Quién habrá sido ese desconocido cacique que le dio su nombre a nuestro país?

La potente ceache

Es sabido que los españoles intentaron trasladar los nombres de la Península a América: Nueva Granada, Nueva León, Nueva España. Valdivia se empeñó en imponerle a Chile el nombre de Nueva Extremadura. Pero es un hecho que las denominaciones oficiales no prosperan ni ayer ni hoy: la avenida Bernardo O´Higgins sigue siendo, porfiadamente la Alameda; la José Pedro Alessandri, insiste en llamarse Macul, y el aeropuerto Comodoro Arturo Merino Benítez no ha dejado de ser Pudahuel. Y Chile siguió llamándose Chile.

La Ch inicial de nuestro nombre patrio tiene un tremendo poder. Ha creado la tendencia nacional a ceachearlo todo: la chicha, el cacho, el chancho (en otras partes cerdo o puerco), el chacolí. Para qué hablar de los apodos: el Checho, el Choche, la Chechi, el Lucho, el Juancho, el Chelo, la Charo, la Chela, el Cucho, el Moncho, el Pancho, el Carloncho, etc, etc.

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